lunes, 22 de abril de 2019

José Manuel Sierra: Tambor de Honor, y alma de nuestra cuadrilla

El tambor en La Puebla de Híjar es sinónimo de José Manuel Sierra Clavería que recibió el Jueves Santo la máxima distinción del 2019


La percusión lo rige todo en la vida de José Manuel (La Puebla, 1965) ya que hizo de su pasión su profesión. De niño y como se hacía en su casa, -la de los Sierra Clavería-, le colgaron un tambor una Semana Santa y esa vibración no le abandonó.
Concibe el acto de tocar el tambor como un cauce de comunicación. «Me llama mucho la atención la inteligencia colectiva de los insectos por la que cada uno sabe su papel. Aquí es lo mismo, nadie da órdenes, es un entendimiento de todos y ¡eso es… ‘cojonudo’!», señala. Comenzó con la cuadrilla de sus mayores, «como todo el mundo», solo que nunca se fue de ella. «Además de tocar con estilo, se divertían mucho», sonríe. Es la mítica Cuadrilla que pervive gracias a los descendientes de los fundadores. Su hija sigue su afición y su mujer les acompaña pero el tambor se lo deja a ellos. «Mantenemos la esencia de nuestros mayores. Ellos almorzaban el Viernes y nosotros, también. Quizá no lo mismo pero es la excusa como reunión y empezar», explica. Conserva un tambor de su abuelo José Sierra que encontró «a trozos» y llevó a rearmar.
Aparecen muchos nombres cuando habla de su origen y, desde luego, sus padres, Pedro y Pilar. Conserva una foto en la que aparece ella tocando el bombo y él, el tambor. Creció y nunca dejó las marchas de siempre. «Que suban, que bajen, las ‘imagénes’, que suban…», tararea. «Poniendo letra se quedan mejor. Luego los críos llegan a casa cantando ‘arroz con col’ y cosas así», ríe y explica el sentido de la tilde en ‘imagénes’. «Así cuadra la letra con el ritmo en la cabeza y es más aragonés. Como tamborinero, que me gusta más que tamborilero. Mi tía Josefina me decía que era un tamborinero, siempre con la percusión en mente». Apunta al libro ‘Entre tambores’ donde aparece la palabra, y menciona más además de películas de Buñuel en las que suenan los tambores. «En mi juventud sentí, que siendo bajoaragonés y tamborinero, debía conocer lo que se escribe y se estudia».
Rentabilizar al máximo las horas de toque en Semana Santa le llevó a investigar en la práctica. «Me fastidiaba mucho estar cansado y que se me cayeran los palos por eso, o hacerme heridas. Hay técnicas para corregir». Descubrió las posiciones de las manos, los rudimentos y se le abrió un mundo. Marchó a Zaragoza a cursar BUP y se matriculó en la Academia Izquierdo donde daba clases de batería Javier Carasusán.
 

Sacó los estudios y decidió que la música iba a ser su vida. «Fue revelador que lo que tanto me gustaba se estudiase», cuenta. Comenzó con las orquestas y agrupaciones con el hijarano Eloy Salvador ‘El Abuelo’, que «ya tenía un conjunto con mi hermano». En casa crecieron con música. De hecho, la pista Clavería de La Puebla la levantó su abuelo, quien «puso a todos los hijos a aprender solfeo». Con orquestas, cuartetos de metales y quintetos se ha recorrido todo Aragón y más allá. Ahora va más por el folk y se reparte entre el Comando Cucaracha, La Libertina, la agrupación medieval Baphomet, el novedoso grupo Trío Garrampas -estilo ‘late night’-, y los Dulzaineros del Ebro y Azofra de La Puebla entre otras colaboraciones.
El Jueves recogió su Tambor de Honor ante sus paisanos con una sonrisa de oreja a oreja, y con palabras emocionadas, agradeció a todos este honor.

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